Todo llega, no hay tiempo.
Entre el sabor amargo de pasado e incertidumbre o en noches insípidas nubladas y fugaces, cuando se alcanza el punto muerto y vano donde las palabras flotan sin significado alguno.
Llega como idea, inspiración, recuerdo, reflexión en espejo, abriendo el solitario nombre repetido incontables veces a lo largo de la historia. Camina al lado, silencioso, como sombra atravesando los días en los que nunca estuvo, como todo lo demás desvaneciéndose cuando en el fin se menciona y volviendo irreconocible, olvidado.
Oculto en palabras, en pérdida, esperando al golpe de contradecirse en retrospectiva, esperando a los dos vos.