No sé cuánto tiempo ha pasado ya. He caminado por soledades relativas pisando el tiempo y acercándome a lo incierto del día después; he permanecido a pesar de los pesares, de la inminencia de lo aparente y de las pesadas noches de antaño, y cuando regreso sigo siendo yo, al lado del camino y a un paso más cerca del siguiente paso. Siempre he sido yo, detrás y delante de mi sombra, bajo la misma mirada y las mismas palabras enterradas en mi centro; sigo siendo aquel que permanece al medio del antes y después, el que se pierde en la búsqueda y disfruta el camino de regreso; sigo siendo aquel ente obsesivo que mira hacia el infinito escondido entre el horizonte más próximo, el que permanece en el camino del viento y escucha el silencio.
Sigo siendo el que escribe incesantemente sobre lo que no conoce para tratar de encontrar un punto de partida, nunca me fui, nunca me he detenido; sigo siendo aquel que admira lo inexplicable, lo profundo que es lo superfluo; sigo siendo el seguidor de paradojas, sigo esperando lo que nunca dejé de perseguir.
A pesar de cambiar no he cambiado…
Desde los puntos hasta las vistas 